“El alma humana tiene necesidad de verdad y libertad de expresión” Simone Weil

"Ni cogeré las flores, ni temeré las fieras” Juan de Yepes

LA INSTAURACIÓN DEL PATRIARCADO MODERNO


LA INSTAURACIÓN DEL PATRIARCADO MODERNO. EL CÓDIGO CIVIL FRANCÉS DE 1804  
Y EL CODIGO CIVIL ESPAÑOL DE 1889



La revolución francesa de 1789, si se juzga desde sus actos y no desde su desvergonzada palabrería “emancipadora”, supone el robustecimiento súbito y descomunal del Estado francés, sobre todo en su brazo militar, para conquistar Europa y, después, el mundo. El programa colonialista de la revolución dio origen a un militarismo exacerbado, del que resultó un periodo de guerras a gran escala con Napoleón ejerciendo como el Hitler del siglo XIX. Todo ello exigía y era el pretexto para enclaustrar a las mujeres de las clases populares en el hogar, a parir y criar hijos. El mencionado código, en su Libro Primero, titulado en francés “Des Personnes” (“De las personas”), estatuye la patria potestad y la familia patriarcal con bastante rigor, en la que la mujer queda sometida a “la potestad marital”, estableciendo su dependencia en detalle, por tanto, las restricciones a su libertad política y civil. Éstas, con ser muy graves, no eran ilimitadas, pues se concretaban en los puntos fijados por dicho código, mientras que en el resto de los asuntos había igualdad jurídica, realizando así el imperio de la ley para toda la sociedad. Ello significa que el patriarcado no es el todo ni es la arbitrariedad absoluta, como preconizan demagógicamente algunos autores, sino un sistema concreto, regulado y con límites precisos, como cualquier otro asunto de la vida real.
La promulgación de la infausta e ignominiosa “Constitución Política de la Monarquía Española”, de 1812, estableció las bases para plagiar aquí el sistema legal francés con el propósito de convertir el muy imperfecto régimen patriarcal precedente, que en poco afectaba a las clases populares, en un orden efectivo, respetado por el temor que ocasiona la norma legal, y omnipresente. Pero tal operación de recrecimiento, en calidad y cantidad, del Estado encontró una enconada resistencia popular en todas sus metas particulares. Las clases populares defendieron los bienes comunales, el régimen de concejo abierto, las venerables instituciones de ayuda mutua, la autonomía y soberanía del municipio, su cultura de auto-creación, el uso mínimo del dinero y la independencia frente al mercado, las relaciones de afecto, respeto e igualdad entre los dos sexos y la convivencia en la familia extensa y la comunidad horizontal, con enorme energía y tenacidad.

Ello explica que hasta 1889 no pudiera promulgarse un Código Civil estatal-burgués español, retraso que no fue motivado por algún tipo de negligencia o de dificultades técnicas, sino porque hasta esa fecha no estaba suficientemente triturada la resistencia popular como para sacar a escena e imponer ese perverso documento jurídico, que con sus mañas se empeñó no sólo en oprimir a la mujer y en enfrentar entre sí a los dos sexos, sino también en desnaturalizar, envilecer y poner al servicio del poder constituido a la familia, que así comenzó a dejar de ser una institución asentada en relaciones de amor, colectivismo e igualdad para hacerse una copia del aparato estatal, del ejército sobre todo, con el varón ejerciendo de jefe.
Retornado al presente, hay una pregunta que hacer, ¿cómo es posible que el Estado pueda ser ahora la instancia liberadora número uno de las mujeres, cuando este ha impuesto y mantenido, por la coacción que estatuyen sus leyes, la opresión de la mujer, es decir, el sistema patriarcal? ¿Qué ha sucedido para que el antaño sujeto agente de la misoginia, el Estado, sea hoy el abanderado por antonomasia de “la liberación de la mujer”? Ello cuestiona el mayor logro del feminismo, el Estado feminista, esto es, el Estado neo-patriarcal.
El otorgamiento del derecho de voto a las mujeres en la Constitución republicana española de 1931 (art. 36) no ha de entenderse como una acción favorable del progresismo hacia las féminas, como algo meramente ideológico, pues el radicalismo jacobino y el republicanismo son rigurosamente misóginos, más que los fascismos. Una prueba de esto es que el Estatuto Municipal de 1924, promulgado por la dictadura de Primo de Rivera, concedía el derecho de voto, activo y pasivo, a las mujeres que reunían determinadas condiciones (ser cabezas de familia), lo que permitió que un cierto número de féminas fueran elegidas como alcaldesas y concejalas en las elecciones municipales, principalmente en las pequeñas poblaciones, donde menos influyó la misoginia, un fenómeno sobre todo urbano y de las clases pudientes, lo que explica que la primera alcaldesa de lo que se denomina con gran impropiedad España fuera designada en la alicantina población de Quatretondreta, deliciosa aldea de unos pocos cientos de habitantes, aunque también en grandes ciudades como Madrid, Málaga y otras. Eso sucedió por primera vez en la historia del país tras la abolición de facto del régimen concejil.
Además, el Directorio Militar llevó a la Asamblea Nacional Consultiva, en tanto que remedo del parlamento, a siete mujeres, en 1927. Así pues, fue el ejército español el más interesado en “emancipar” a las féminas, situando por primera vez a un puñado de ellas en puestos de notable responsabilidad dentro del aparato del Estado, asunto que pone en evidencia la naturaleza militarista del feminismo. Es jocoso que lo que no habían hecho los liberales y progresistas más histriónicos lo hizo un gobierno militar. Además, entre 1927 y 1929, la  Dictadura otorgó más supuestas ventajas a las féminas: regulación del trabajo a domicilio, normativa sobre el seguro de maternidad, etc. No es conveniente olvidar el soporte inmenso, conocido y sobre todo oculto, que el ejército da hoy al movimiento feminista como lo señala el hecho de haber incorporado el feminismo como asignatura obligatoria en la Academia General Militar de Zaragoza, más aún porque la incorporación de la mujer al aparato militar es absolutamente vital para éste en las presentes circunstancias de crisis demográfica grave.
No se puede comprender el feminismo sin situarlo en su permanente entente con el ejército, del que es, de hecho, un apéndice. No hay que olvidar que los manuales de feminismo menos proclives a la mentira admiten que el movimiento feminista creció en flecha en los años inmediatamente posteriores a la I Guerra Mundial en todos los países, cuando a los aparatos militares les interesaba que así fuera, al constatar que no había “guerra total” posible sin la activa participación de las mujeres, y que ésta no podía darse sin un movimiento feminista poderoso. De ahí que la lucha antimilitarista sea una de las más letales para el feminismo.
Los cambios introducidos por la II República Española, a partir de 1931, en lo referente al género son una simple continuidad de los realizados por el régimen militar de Miguel Primo de Rivera. Asimismo, en nada sustantivo se diferencian de los luego implementados por el franquismo. Se puede decir, por tanto, que la política para las mujeres del Directorio, la II República y el franquismo es una y la misma, con inesenciales diferencias debido a los cambios históricos acaecidos y a la verborrea específica de cada una de esas formaciones políticas. Finalmente es el franquismo el que, en su segunda etapa, desmonta lo sustancial del patriarcado[i] para abrir camino al régimen neo-patriarcal actual, en donde el feminismo desempeña las mismas funciones que la Sección Femenina en aquél.
En efecto, la experiencia de la I Guerra Mundial, 1914-18, había mostrado que la rígida preterición de las féminas estatuida por la revolución francesa y sus productos jurídicos, como el ultramisógino Código de 1804, ya no se adecuaba bien a las necesidades estratégicas de los aparatos de mando, dominio y gobierno, dado el desarrollo que había alcanzado el arte de la guerra así como las espeluznantes consecuencias originadas por la ciencia y tecnología a su servicio.
Francia en aquella contienda puso sobre las armas a 8,4 millones de varones entre 18 y 55 años, de los que 1,35 murieron y 3,5 millones fueron heridos, es decir, el 60% de los movilizados fallecieron, quedaron mutilados o con lesiones graves, porcentaje espeluznante que expone bien a las claras cuales son los “privilegios” que disfrutan los varones de las clases populares bajo el patriarcado. Tales datos significan que no había hombres suficientes para librar guerras de tan aterradoras intensidad y dimensiones, por tanto era necesario llamar a filas a las mujeres, por no hablar de las necesidades de mano de obra para la industria militar. En una primera fase se pensó que éstas podían hacerse cargo de tareas secundarias pero decisivas en la industria de guerra e incluso las fuerzas armadas, pero para “emanciparlas” de sus funciones reproductivas tenía que darse otro elemento más: que las colonias y neocolonias, a través de la emigración, proporcionaran la mano de obra necesaria. Esto llevó al auge de los movimientos sufragistas, alentados desde arriba, de los que luego salió el feminismo, que casi siempre ha sido una política e ideología de Estado.
El viejo patriarcado jacobino y napoleónico, copiado en todo del romano, quedó herido de muerte, si bien no desahuciado todavía, con la Gran Guerra, 1914-1918. Esto, examinado en España, llevó al régimen republicano, tan militarista como cualquiera de ellos (recordemos que mantuvo y reforzó la dominación colonial sobre Marruecos), especialmente el francés, a sentar las bases políticas y jurídicas para futuras movilizaciones pro-bélicas de las mujeres, de donde resultó la concesión del derecho formal de sufragio en 1931.
El franquismo, por las condiciones de la época, varió de política respecto a las féminas, aunque bastante menos de lo que habitualmente se cree y sólo en su primer periodo, porque el fascismo con su profundo desprecio por la mujer no es más misógino que el jacobinismo, el progresismo, el constitucionalismo o el parlamentarismo en general. En su primera fase tuvo que tomar la vía de la autarquía económica, pues estaba cercado y aislado por las potencias “democráticas” en la II Guerra Mundial (1939-1945) y un cierto tiempo después, autarquía que también se aplicó a las necesidades demográficas y a la biopolítica, lo que llevó a estatuir un patriarcado según el modelo napoleónico, pero con notables inconsecuencias, como que una parte significativa de la mano de obra industrial estuviera formada por féminas, al mismo tiempo que en el agro éstas seguían estando en igualdad con los varones en el terreno de lo laboral, excluidas las zonas de latifundio.
Un caso significativo es la industria del esparto en Cieza[ii] que, existente desde finales del siglo XIX, tuvo una fuerte expansión en los años cuarenta dando trabajo a un número considerable de mujeres porque, aproximadamente el 50% de las labores eran desarrolladas por manos femeninas, así, eran ellas las que actuaban de “picaoras”, “capacheras”, “pleiteras”, “pelaoras”, “estropajeras” y otros. A diferencia de la ortodoxia presente, ni las mujeres ni los hombres consideraron que el trabajo a salario mejorara en nada sus vidas, al contrario, recuerdan que eran “empleados en condiciones penosas, sometidos sus cuerpos a largas, fatigosas y duras jornadas de trabajo a cambio de sueldos de miseria, explotados, oprimidos, humillados y hambrientos”. El 11 de febrero de 2012 uno de los autores tuvo la ocasión de hablar con una mujer que participó en los momentos más florecientes de esa industria. A sus 89 años, recordaba las extenuantes jornadas de trabajo, y expresaba sin vacilaciones que, para ella, el cierre de la fábrica en los años ochenta fue “una liberación”. Este caso y muchos más demuestran que el franquismo desarrolló una política en la cuestión femenina flexible según las circunstancias y, si bien en la primera etapa del régimen primó la imposición del encierro doméstico para la mujer, no fue completo ni generalizado pues eran las metas políticas, económicas y biopolíticas las que orientaban su actuación.
El cambio de las condiciones y, sobre todo, la apertura económica ya plena al exterior con el Plan de Estabilización de 1959 alteró todo sustantivamente. Por un lado, la hegemonía indiscutida de EEUU garantizaba una época de paz en Occidente, por otro, lo prioritario en ese momento era la industrialización y el crecimiento productivo acelerado del país, a través de los Planes de Desarrollo y del resto de la política económica franquista.
Para realizar este objetivo con el suficiente éxito era imprescindible relajar y modificar los controles sobre las féminas introducidos por la legislación emanada de la Constitución de 1812 y sus continuadoras, sobre todo el Código de 1889. Se trataba de que se incorporaran a la producción con convicción y sin trabas legales, culturales, emocionales, sociales, religiosas o de otro tipo. Por ello las cortes franquistas promulgaron la ley de 24-7-1961 sobre derechos políticos, profesionales y de trabajo de la mujer, que María Laffitte, condesa de Campo Alange[iii], califica de “hecho importante, aunque con algunas lagunas”. Tal norma se proponía, en síntesis, hacer productivas a las mujeres sin eliminar del todo las trabas sexistas y hay que reconocer que cumplió sus objetivos.
El frenético desarrollismo de los años 60, en España y en Europa, favoreció el auge del feminismo burgués, cuya meta principal es incorporar a la mayoría de las mujeres al trabajo asalariado en la industria y los servicios (y a una minoría a la actividad empresarial). De ahí resultó un incremento formidable de la mano de obra femenina y una integración masiva de las mujeres en la enseñanza media y universitaria, lo que en sí mismo no es compatible, a largo plazo, con el viejo régimen patriarcal. Todo ello, dicho sea de paso, muestra que la condición de las féminas (y de los varones) depende de factores sociales, políticos, económicos y militares cambiantes, susceptibles de ser comprendidos y evaluados y, por tanto, reemplazados a través de la acción revolucionaria, no de nebulosos e indefinidos determinantes cromosómicos y hormonales.
Como se ha dicho, un paso decisivo para desmontar el patriarcado y crear el neo-patriarcado fue la introducción de las mujeres en la enseñanza. Si en el curso 1935-1936 el alumnado femenino universitario era el 9% del total, a finales del franquismo ese porcentaje se había casi cuadruplicado, mientras que en la enseñanza secundaria la proporción de féminas se acercaba a la mitad, siendo hoy mayor el número de ellas que el de varones en ambos niveles educativos. En ese sentido ningún régimen político ha hecho tanto por “la emancipación de las mujeres”, concebida a la manera feminista, como el franquismo. Pero si se considera el sistema neo-patriarcal, uno de cuyos componentes fundamentales es el adoctrinamiento que haga a las mujeres incapaces de pensar, en ese caso la incorporación al sistema educativo es su precondición.
Una reflexión final se impone. El ser humano es político, económico y cultural, tiende a la verdad como una necesidad vital, lo que queda muy por encima de sus condicionantes biológicos. Es trágico que el zoologismo feminista, que concibe a la mujer como aparato reproductivo y cuerpo, sin inteligencia ni voluntad ni sociabilidad ni sensibilidad ni sentido moral propios, esté tomado tal cual del arsenal de las ideas más sañudas de la misoginia. Para el feminismo la mujer no tiene alma, lo mismo que para el machismo más atrabiliario, pues sus funciones empiezan y terminan en la producción, como las del ganado de labor de antaño.
Extracto de “Feminicidio o auto-construcción de la mujer”








[i] Casi todo el feminismo continúa negando que fue el franquismo el que en su segunda etapa, tras ser en la primera rigurosamente patriarcal, según el modelo surgido de la revolución francesa, desmontó el meollo del patriarcado en el terreno, decisivo, de lo jurídico. Por tanto, tendremos que acudir a un libro feminista que, a regañadientes, lo admite, para probar nuestro aserto, “Historia de la misoginia”, Esperanza Bosch, Victoria A. Ferrer y Margarita Gili. En el capítulo pudorosamente titulado “Las rectificaciones legislativas en España”, reconoce la amplia relación de cambios efectuados por el franquismo en este ámbito. Comienza por la reforma del Código Civil realizada en 1958, que altera 56 artículos de éste; continúa por la legislación de 1961, la conocida como “Ley de derechos políticos, profesionales y de trabajo de la mujer”; sigue con el Decreto de 1-2-1962, que otorga nuevas prerrogativas laborales a las féminas, declarando ilegal la discriminación salarial por razón de sexo y garantizando la excedencia maternal, proceso que culmina con la Norma de 20-8-1970. La Ley de 28-12-1966 permitirá el acceso de las mujeres a la carrera judicial, lo que hará posible que una de ellas sea jueza por primera vez en la historia contemporánea, en 1971. En 1967 se estatuye, en el terreno de las formalidades jurídicas, la igualdad salarial para igual trabajo entre hombres y mujeres, un arma poderosa para incorporar, de forma más general, a las féminas al infierno del trabajo asalariado, donde pueden ser destruidas con más rigurosidad como mujeres y como seres humanos. Las autoras olvidan alguna normativa sustantiva, como la Ley de Relaciones Laborales de 1976, todavía bajo el régimen político y jurídico franquista, que elimina los últimos vestigios de discriminación laboral legal de las mujeres. El parlamentarismo actualmente vigente, heredero y continuador en todo lo esencial del franquismo, continuó la línea de paso del patriarcado al neo-patriarcado, lo que equivale a perfeccionar el primero con la Constitución de 1978, que establece la igualdad ante la ley de ambos sexos (norma que la neo-patriarcal tesis de “la discriminación positiva” de las féminas conculca cada día), la ley de divorcio, en 1981, y la ley del aborto, en 1986.

[ii]  “Tiempos de esparto. Memoria gráfica. Cieza siglo XX” Volumen I, VVAA, Murcia 2002.

[iii] En “Habla la mujer. Resultados de un sondeo sobre la juventud actual”, la autora citada y siete mujeres más, Madrid 1967. Si en algún texto queda quebrantada la absurda idea de “la solidaridad femenina” es en el prólogo de este libro, obra de María Laffitte, condesa de Campo Alange, dama de la burguesía ilustrada afecta al franquismo, igual que el resto del equipo, que manifiesta un desprecio e incomprensión totales, que llega al insulto, hacia las mujeres de las clases trabajadoras, ya sean agrarias o urbanas. Sobre todo, se desencadena contra las féminas rurales, “en estas desgraciadas (sic) el ejercicio del entendimiento es prácticamente nulo”, llega a decir, lo que las equipara a las bestias, al presentarlas como no-humanas. Ello muestra que, en oposición a la mitología feminista, las diferencias de clase y condición social son determinantes entre las mujeres, tanto como entre los hombres. Por lo demás, nótese el léxico y tono misógino con que la autora, que se presenta como feminista, se refiere a otras mujeres. Ello se explica porque el sexismo, al ser ideología de Estado, es absorbido por unos y otras indistintamente, ayer el machista y hoy el feminista. A fin de cuentas, lo que deseaba la selecta gavilla de burguesas que escribe dicho libro, era más mano de obra femenina para sus empresas, o las de sus consortes, a fin de poder rebajar costes y ampliar beneficios.

27 comentarios:

  1. Tú sabrás más de eso, pero yo creo que la revolución francesa defendió unos valores liberales
    que más o menos fueron un avance. Metes en el mismo saco a Napoleón y sus tropas y esos valores. las contradicciones y dialéctica de la historia, liberté, egalité, fraternité, a lomos del caballo napoleónico por Europa.
    No diría que Napo fue un Hitler delsiglo XIX, es excesivo, fue un conquistador militar de acuerdo. pero lo del alemán nazi no tiene parangón el asesinato en masa como él lo organizó.
    por lo demás interesante investigación sobre cuando, cómo y porqué van cambiándose las leyes.
    Habría que ver de dónde se venía en el XIX y qué tipo de sociedad era aquella.
    Da la impresión de que a mayor posición social menos libertades y más enclaustramiento para la mujer, me refiero al XIX.

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  2. El texto me parece interesantísimo, como todo el libro. Sin embargo, cuando lo leí y ahora que vuelvo a releer esta parte hay algo que me chirría:

    "El ser humano es político, económico y cultural, tiende a la verdad como una necesidad vital, lo que queda muy por encima de sus condicionantes biológicos. Es trágico que el zoologismo feminista, que concibe a la mujer como aparato reproductivo y cuerpo, sin inteligencia ni voluntad ni sociabilidad ni sensibilidad ni sentido moral propios, esté tomado tal cual del arsenal de las ideas más sañudas de la misoginia. "

    Creo que precísamente la tendencia es a olvidar la bioculturalidad del ser humano, que el cerebro es parte de un cuerpo, que el cuerpo es parte de una cultura y que la cultura se crea a través de los cuerpos. Somos animales, muy especiales, pero animales. Compartimos algunas similitudes en fisiologías y también enfermamos como ellos. Yo creo que una parte del feminismo actual niega esa corporaleidad y cuando la introduce la manipula hasta hacerla más aceptable. Por ejemplo, no es muy normal que conozcamos los riesgos de la nuliparidad en las perras y no seamos capaces de aceptar que la nuliparidad y la maternidad tardía en el ser humano también tiene algunos riesgos para nuestra salud. Son fenómenos bioculturales plenos a pesar de que ser madre o no serlo sea una decisión que tenga que tomarse en libertad y sin presiones de ningún tipo. El hecho de que esto no se considere jamás en el feminismo es ideológico, para nada "zoologista".

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    1. Completamente de acuerdo Tania, lo he publicado entero porque refleja el momento en que se escribió. Para la segunda edición habrá que corregir más cosas, no solo esta, porque el conocimiento es un proceso que no termina nunca y el tiempo y la experiencia van aportando nuevos ajustes y precisiones en las cosas. Estos problemas, que son de una complejidad tan extrema, tienen que estar siempre muy matizados y evitar los extremismos en los que reconozco que caímos en ese párrafo.

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    2. Por el contrario la dicotomía cultural-biológico es usada para imponer una fragmentación trascendental en el ser humanas. El feminismo sexista usa en la misma medida el canon culturalista como el biologicista rompiendo la unidad esencial entre las funciones físicas y espirituales que es lo propio de la condición plenamente humanas.

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    3. Es cierto, yo no pensaba igual tampoco hace unos años, incluso hace unos meses, sobre muchos temas. El pensamiento evoluciona y se matiza con el tiempo. Este tipo de libros y artículos hacen que nos planteemos la realidad de otra manera y estoy segura de que abrirán muchos ojos y ampliarán el debate para las personas que sean capaces de salirse del pensamiento dogmático. Creo que un gran ejercicio intelectual es leer un libro de alguien que piense de forma diferente a la tuya y te haga moverte de tu zona de confort, así que creo que Feminicidio es un libro especialmente interesante para las personas que se consideren a sí mismas feministas, ver con qué están de acuerdo y con qué no, replantearlo todo y que exista una discusión de calidad, fundamentada y argumentada. Un abrazo fuerte.

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  3. Uno de los problemas que tengo al leerte es que no identifico tus definiciones del "feminismo" con el feminismo que yo consumo. De ningún modo el que yo consumo es el único que importa, o siquiera el representativo del feminismo en general (o tal vez si... de lo que no es representativo es del feminismo mediático), pero lo que es un hecho es que *existe*.
    Tal vez deberías separar o aclarar con más frecuencia que te refieres a lo que a veces denominas "feminismo sexista" (término que da entender que existe un feminismo "no" sexista). O tal vez malinterpreto tus intenciones... aún no he leído todos tus artículos. Por ejemplo: ¿te molesta que te citen anti-feministas, o que la única conclusión que saquen algunos de tus videos o textos sea que "el feminismo es una basura" o "las feminazis quieren destruir el mundo"? y me refiero a misóginos anti-feministas, no a personas inteligentes y críticas...
    Yo me considero feminista, y sin embargo estoy de acuerdo con muchos de tus puntos, creo que deberías reconciliar esto, porque se que no soy la única. Y es triste encontrar comentarios de misóginos alabando tus ideas sobre el feminismo.
    Saludos

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  4. Hola, amigas, os dejo un enlace donde se aclaran todas las dudas sobre el feminismo
    https://www.youtube.com/watch?v=l7_rNiZBml0

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  5. Se agradece que te definas: "Yo me considero feminista". Luego añades: "Y es triste encontrar comentarios de misóginos alabando tus ideas sobre el feminismo."
    Y ahora pregunto: ¿alguien de los que coinciden con las ideas de Prado Esteban sobre el feminismo se ha definido como "misógino"? ¿O más bien hay que pensar que "La chica del FasoBook" cataloga como "misóginos" a aquellas personas que no piensan como ella?
    Curiosa también la oposición que nuestra feminista establece entre los "misóginos anti-feministas" y las "personas inteligentes y críticas".

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    1. Hola. mira, aqui te dejo un ejemplo de lo que me refiero https://www.youtube.com/watch?v=CZEc5Tpshbg fíjate el tipo que respondió mi comentario, jaja aunque después como que se dio cuenta que hablaba con alguien imaginario.

      Simplemente quise opinar... que he estado viendo videos de varias personas, mujeres especialmente, que argumentan en contra del feminismo y de que ahora son los hombres las víctimas, y aunque se ponen sobre la mesa cuestiones interesantes, en general creo que solo sirve para alimentar la guerra entre sexos. Porque en lugar de cuestionar la eficacia del estado para regular los derechos, muchos solo cuestionan los derechos que se les han dado a las mujeres (solamente). se ha armado una guerra entre feministas y anti-feministas, cuando la cosa debería ser un debate entre unos y otros. No existe "el" feminismo. Al meter a todas las mujeres y hombres feministas en la misma bolsa, nos están forzando a: o defender la etiqueta de feminismo como si fuera algo homogéneo, o a abandonar la palabra y la asociación con cualquier cosa "feminista".
      Es como si al estado de pronto le sirviera estatalizar el anarquismo, y en consecuencia un grupo de iluminados nos dijeran "eso no es anarquismo, el anarquismo ha sido secuestrado por el estado, seamos anti-anarquistas" cuando lo que habría que hacer realmente es diferenciar el buen anarquismo, del malo, o mejor dicho.. el que le sirve a la gente, o el que le sirve al poder. sino solo se lograría destruir el anarquismo para dar lugar al anti-anarquismo. (algo parecido esta pasando con el "ateismo" y demás ismos, primero la estatalización, y luego uno se ve forzado a dejar de usar la palabra para evitar ser mezclado con gente fanática).

      Me gustaría que eso no pasara con el feminismo, aunque ya creo que es inevitable...

      Si el sistema se sirve del feminismo, es porque el feminismo sirve para movilizar gente y dinero, y sirve porque se alimenta de "algunas" luchas justificadas. En mi opinión, hay que alentar la discriminación entre lo justificado y lo no justificado, no alimentar al "bando contrario" o el "anti-bando".

      En fin, tengo que seguir leyendo. Tal vez no sea tan así, esta fue mi primera impresión.
      Saludos

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    2. Hola, La chica del FasoBook, creo que lo que ocurre es que la palabra feminismo se ha usado para ideas tan diversas que ha dejado de tener significado. Para algunos es "igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres", para otros "acabar con la dominación ancestral del malvado hombre sobre la indefensa mujer", para otros es discriminación positiva para la mujer como si fuera un ser inferior, desvalido o infantilizado, para otros es igualdad en absolutamente todo, incluso en lo que no somos iguales ni tenemos por qué serlo, para otros es misandria y supremacismo femenino... Aquí cada una define el feminismo según convenga a sus intereses. Por eso, vamos a posicionarnos sobre lo concreto y más acuciante y dejémonos de terminologías vacías. ¿Aceptamos que las mujeres podemos hacer el bien y el mal y, por tanto, maltratar a otros seres humanos? ¿Cómo nos posicionamos ante la Ley de Violencia de Género? ¿Nos parece bien que sea sexista y homófoba? ¿Que sea un negocio de millones de euros? ¿Cómo nos posicionamos ante las ventas de armas de promotoras de la Ley de Violencia de Género a Arabia Saudita como Carme Chacón? ¿Cómo nos posicionamos ante la aplicaciones como la de "Libres" creadas por Telefónica, institución maltratadora de hombres y mujeres en fábricas chinas, minas congolesas de Coltán y call centers varios? lasinterferencias.blogspot.com

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    3. Es que estoy de acuerdo con lo que decis. Mi punto es ¿No deberíamos tratar esos puntos cada uno por separado? ¿O porque haya "feministas locas" en arabia saudita (o en cualquier otro lugar) yo tengo que abandonar la palabra? Pensemos que eso puede pasar con cualquier otra palabra. ¿Ser argentina, atea, mujer, libertaria, humana? O sea, no me parece que algo deba perder el significado por ser "subjetivo". Más bien se debería reivindicar esa subjetividad como algo necesario en un mundo donde todos somos diferentes.
      La otra vez se lo mencionaba a una compañera, que en varias revistas y programas de televisión han agarrado la costumbre (nada inocente) de preguntarle a artistas si son feministas. Y ellas dicen (por lo general) "estoy a favor de la igualdad de derechos, pero no". (¿?)
      Le han agarrado miedo a la palabra feminista, y yo veo una pérdida ahí. Ya nadie se la juega, hay mucha cobardía.
      Pero bueno.. una se cansa de repetir "lo soy, pero ni represento a todas las feministas del mundo, ni ellas o ellos me representan a mi". Es frustrante.

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  6. Curioso video de las feministas de hoy en día.La canción que da comienzo es un himno al amor y al buen entendimiento.Pero hay una cosa que no he llegado a entender todavía,¿por qué protestan contra el macho siempre desnudandose?No es por el desnudo,que hoy en día se ven a todas horas en todos los sitios,sino que,¿no es eso lo que supuestamente les pide el macho,que se desnuden?Esto es algo que no me queda claro.

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  7. El feminismo no quiere imponer un matriarcado basado en la violencia contra el hombre, como ha sido el patriarcado hasta ahora. No desea dejarlos sin voto, ni violarlos en las guerras, ni mutilar sus genitales en pro de una tradición cultural, ni confinarlos en el ámbito doméstico, ni quiere matarlos por adulterio. El feminismo no pretende que los hombres sean propiedad de sus madres y luego de sus mujeres, ni desea que los hombres cobren salarios más reducidos, ni tampoco querría desterrarlos de las cúpulas de poder mediático, empresarial y político. No quiere traficar con cuerpos masculinos para el disfrute de los femeninos, ni desea que los niños varones estén desnutridos o abandonados en orfanatos, ni, por supuesto, promovería su marginación social o económica. Tampoco vetaría que los niños varones pudiesen ir a la escuela, ni les prohibirían el acceso a la sanidad y la Universidad. Comprendan que eso es una locura que no promueve el feminismo.

    El feminismo sólo quiere igualdad, no es un león que pretenda comerse el mundo y hacer sufrir a los hombres lo que ellos hicieron en su tiempo sufrir a las mujeres. Eso iría contra el propio feminismo. Disculpen si no puedo explicarme, pero definitivamente aquel que aboga por la igualdad, aboga, por defecto por la desigualdad. Esto es, si no eres feminista, eres, por defecto machista. Si alguien dice no ser machista, pero por supuesto que no es feminista, definitivamente no sabe lo que es el feminismo. Podrán ser machistas, eso es una decisión personal que cada uno, por educación o pensamiento, elige. Yo tengo la suerte de vivir rodeada de personas que, aun no sabiendo lo que es el feminismo, y pensando que es lo contrario del machismo, una vez que les he explicado lo que este pretende conseguir, cambian de opinión y se llaman así mismos (tanto ellos como ellas) feministas. Tengo la suerte de vivir rodeada por personas que entienden que al igual que el maltrato a la infancia es muy grave, entienden que el maltrato a la mujer también lo es. No pretendemos decir que el hombre no es maltratado, claro que lo es y puede serlo, pero el porcentaje de víctimas de violencia de género (en términos de mujeres maltratadas) es inmensamente mayor que la violencia de mujeres hacia hombres. También entiendo su reacción si reaccionan diciendo que hay mucha denuncia falsa. Eso obviamente es castigado cuando se descubre (y muy severamente), pero menos del 2% de denuncias son falsas. De hecho, en el proceso judicial de las mujeres maltratadas, ellas mismas retiran las denuncias (por miedo, o sea la causa que sea), así que debería haber más denuncias de las que en realidad hay, y no fijarnos en el mísero 2% de denuncias falsas por parte de mujeres.

    Las campañas contra la violencia de género y esos carteles que se cuelgan por ahí, no pretenden escandalizar a la población, sólo pretenden que la mujer que está en esa situación la denuncie, porque como mujer, como hombre o como niño o niña, todos somos personas y no debemos vivir bajo la opresión de nadie. Sea este hombre, mujer, homosexual, blanco o negro.

    Ante todo no quiero faltar el respeto a nadie. Simplemente expongo mi opinión y dejo que la leáis. Obviamente no puedo cambiar la vuestra. No pretendo hacerlo, solo pretendo mostrar la otra cara de la moneda. Piensen qué es lo que los hombres harían si todo hubiese sido al contrario. Si hubiese sido la mujer la que desde el principio de la humanidad hubiera llevado la voz cantante en absolutamente todo, pero que, por supuesto, ningún hombre se la hubiera podido arrebatar.

    Tengan un buen día. Saludos de una feminista, o, como muchos las llaman, una femininazi.

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    1. María, ¡cómo se agradece esa forma de escribir sosegada y argumentada! Ahora bien, sigo pensando en que nos perdemos en circunloquios. ¿Eres feminista y estás de acuerdo en cómo está planteada la actual Ley contra la Violencia de Género? Porque si estás a favor de la igualdad esta ley plantea todo lo contrario: sexismo y homofobia. Aunque los casos de maltrato y asesinato de mujeres hacia los hombres Y NIÑOS Y NIÑAS fueran menor en número o gravedad (cosa que podríamos matizar) eso no debería afectar al planteamiento de las leyes que al menos deberían ser IGUALES independiente del sexo, orientación sexual y edad del autor y la víctima. Las feministas, si realmente creyeran en lo que implica la igualdad, tendrían que ser las primeras movilizadas contra todo este despropósito. No es así, sin embargo.

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    2. Qué gran comentario, María. En el enlace adjunto se matiza algo más, si cabe, tu exposición https://www.youtube.com/watch?v=Z02kN9qyoNg

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    3. "El feminismo (...) ni desea que los niños varones estén desnutridos o abandonados en orfanatos,"

      Curioso, cuando la mayoría de las parejas que deciden adoptar optan por las niñas, alguien viene aquí a insinuar por medio de la ironía (feminista) que son las niñas las más abandonadas en los orfanatos.

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    4. "Las campañas contra la violencia de género y esos carteles que se cuelgan por ahí, no pretenden escandalizar a la población, sólo pretenden que la mujer que está en esa situación la denuncie, porque como mujer, como hombre o como niño o niña, todos somos personas y no debemos vivir bajo la opresión de nadie. Sea este hombre, mujer, homosexual, blanco o negro." (María)

      Las campañas contra la llamada "violencia de género" sólo admiten una opción: hombre maltratador versus su pareja femenina que es víctima. De lo que se deduce que no pueden acogerse a esas campañas los hombres, los homosexuales de ambos sexos, así como tampoco los niños y niñas. Si quieres proteger a todos esos colectivos con esas campañas tendrías que empezar por denunciar la actual Ley contra la Violencia de Género, porque de lo contrario estás incurriendo en una evidente contradicción. O se protege a todas las personas contra el maltrato (venga de donde venga) o la ley es sexista.

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    5. Anonimo, un video que analiza la definición de Feminismo en la Rae? vaya, es que sabes que la rae no es dios, no? y que hay gente que no es de españa? La rae tiene definiciones equivocadas, hace poco decía que lo femenino era sinónimo de "débil".

      Sobre la ley de género, yo creo que dicha ley es solo una muestra de la impotencia del estado para solucionar este problema. La violencia no se puede arreglar legislando, o subiendo las penas al que mate mujeres. ¿como si alguien considerara la condena antes de cometer un crimen? La violencia sigue igual, y tanta propaganda no refleja la realidad cotidiana. Mi hermana trabaja en monitoreo en la municipalidad, y los policías NUNCA se meten en "conflictos domésticos". Si una mujer llama denunciando que el marido la golpea, la policía le pregunta si quiere hacer la denuncia, eso es todo. y la mayoría de las mujeres, 9 de cada 10, no lo hacen. La policía no puede entrar en el domicilio sin evidencia de maltratato, así que ahí queda todo, en la nada. Dudo que esto solo pase en mi ciudad. La ley de genero no sirve. Una ley no va a hacer que las personas se lleven mejor y muchas feministas la ven como una limosna, no realmente como un gran logro.

      Es mi opinión, esta ley es la respuesta de un estado al que no le interesa arreglar el problema de raiz, que es la estructura social y económica. No dudo que haya algunas mujeres que se aprovechen de la ley, pero como dijeron mas arriba, son muchas mas las que retiran la denuncia por falta de opciones, o que directamente no denuncian. Estoy de acuerdo en que la ley es sexista, pero no estoy de acuerdo con los que creen que porque esta ley exista "en papel" ya automáticamente vivimos en un mundo donde ahora la mujer es una princesa resguardada, y el hombre un ser que no puede ni mover un dedo porque le cae una denuncia encima. No es verdad, y dudo que alguien pueda decir con seriedad que esa es la realidad. ¿Desde cuando las leyes reflejan la realidad?

      Dime cuales son tus leyes, y te diré aquello que no puedes solucionar.

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    6. Totalmente de acuerdo contigo, chica del FasoBook, la RAE también está equivocada. Ya solamente nos queda confiar en la infalibilidad del Papa de Roma y hasta que el Santo Padre se pronuncie solamente se podrá confiar, a falta de la desaparecida Sección Femenina, en Beatriz Gimeno y Lidia Falcón.

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    7. Que tonterías decis. ¿tan rápido te has quedado sin argumentos? Dejame preguntarte esto ¿Por qué usar la definición de la RAE y no la de Wikipedia? ¿Por qué usar la de wikipedia y no la mía o la de alguien más?

      Por cierto, para variar! la wikipedia le ha acertado mucho más que la RAE, fíjate nomas:

      "El feminismo es un conjunto **heterogéneo** de ideologías y de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre varones y mujeres."

      Chupate esa mandarina.

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    8. Curiosa ideología y movimiento, ese, que cada cual puede definir a su antojo. Es de suponer que sus objetivos son tan poco claros como su definición. Sin embargo hay algo que parece común a todas las tendencias del feminismo y es su estrategia para hacerse pasar por víctimas y acaparar poder, privilegios y dinero público. A la vista de los hechos parece evidente la definición del feminismo sin la ayuda de la RAE, el Papa, la Wikipedia, Beatriz Gimeno o Lidia Falcón.

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    9. Ja, o el feminismo es una doctrina fundamentalista, o es poco claro y ambiguo! xd.
      Vamos, confiesa que simplemente no te gusta, y te importa poco mi opinión o la de cualquiera.

      pd: Quien carajo es Lidia Falcón :D ?

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  8. El feminismo en sus formas conocidas presentes no ha parado de tirar piedras contra su propio tejado y se ha currado en gran medida el repudio del que tanto se queja. Eso es un hecho.

    Por otra parte hay mucho dogmatismo en la mera expectativa de que cualquier persona que no esté de acuerdo y se posicione en contra del abuso a la mujer, de los malos tratos, de la desigualdad salarial, del trato vejatorio por parte de una minoría de "machotes" (para nada representativos de la gran mayoría de varones) que muchas veces padecen mujeres y chicas jóvenes al caminar por la calle, por su vestimenta, su apariencia o lo que sea etc... deba declararse feminista por oposición inmediata al machismo o al sexismo estructural patriarcal. Como el propio feminismo reconoce, el feminismo no es uno y monolítico sino que existe un corpus doctrinario muy variado, a veces confuso, y que en ocasiones se contradice a sí mismo afirmando aquí lo que luego se niega allá. A mi personalmente no me parece una ideología lo suficientemente convincente ni estructurada como para abrazarla y declararse miembro de la misma al tuntún y por mor a su supuesta bondad intrínseca. Respeto que otra gente lo haga, pero exijo también respeto para quien vacile o incluso recele de hacerlo.

    El tema de los "micromachismos" y la exigencia de considerar agresión al hecho subjetivo de "cuando una mujer se siente agredida" sin más son a mi manera de ver dos de las piedras de toque más importantes en esta discusión, por el grado de confrontación y conflicto (muchas veces real, pero otras tantas ridículo y exagerado) que han generado en muchos ambientes contestatarios. Se desprende de estas formulaciones ideologicas una especie de exhortación a juzgar y mirar con lupa cualquier conducta que un hombre realice con el fín de encontrar "machismos" encubiertos rayana a la mera patologización de comportamientos que en otros contextos no serían considerados ni dañinos ni propios de un "explotador" natural del género femenino. Esta psicologización es peligrosa y ha sido absorbida no ya sólo por el feminismo institucional más o menos "reformista" sino por la gran mayoría de corrientes feministas minoritarias, incluyendo las del ghetto político.



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  9. Entiendo que hay términos y conceptos que tienen una carga emocional muy intensa, el feminismo lo es. Precisamente por eso el debate entro los "pro" y los "anti" se encona especialmente y tiende a cargarse de pasiones y descargarse de argumentos.
    Creo que el tiempo que tenemos las personas es poco y que todos debemos "ir al grano" en lo esencial y evitar los exabruptos no solo porque crean tensión sino sobre todo porque ocupan un tiempo que debería poder usarse en algo útil.
    Por eso me gustaría hacer un llamamiento a los amigos y amigas que hacen comentarios a, como dijo Tania, debatir sobre los problemas reales de nuestra sociedad y no sobre teorías, ideologías y discursos.
    Las ideologías y las etiquetas nos enfrentan y la búsqueda de la verdad, de la realidad y de la justicia nos acercan. Tengamos eso presente.
    Por otro lado dejo un dato esclarecedor, según la encuesta del CIS de abril de 2013 solo el 1,7% de las mujeres y hombres del Estado español se define a sí mismo como feminista, lo cual no quiere decir que el 98,3% de las mujeres y hombres del Estado sean machistas. Los "ismos" son siempre una desgracia.

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    1. Es que, ni el 98.3% son machistas, ni ese 1.7% está de acuerdo en su definición de feminismo. El prejuicio es hacia ambos lados.

      Por cierto... 1,7%? triste cifra para una ideología tan malvada. Todas las feministas locas deben estar en la política y/o en los medios de comunicación.

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  10. De lo que has escrito, todo ello muy interesante yo seleccionaría esto:
    “Francia en aquella contienda puso sobre las armas a 8,4 millones de varones entre 18 y 55 años, de los que 1,35 murieron y 3,5 millones fueron heridos, es decir, el 60% de los movilizados fallecieron, quedaron mutilados o con lesiones graves, porcentaje espeluznante que expone bien a las claras cuales son los “privilegios” que disfrutan los varones de las clases populares bajo el patriarcado. Tales datos significan que no había hombres suficientes para librar guerras de tan aterradoras intensidad y dimensiones, por tanto era necesario llamar a filas a las mujeres, por no hablar de las necesidades de mano de obra para la industria militar”
    Yo lo extrapolo al finalizar la segunda Guerra Mundial con un crecimiento brutal de las necesidades industriales de Estados Unidos que se convirtió de golpe y porrazo en el cran productor mundial.
    La inmigración no fue suficiente para frenar la posible escalada de salarios.
    Hasta muy reciente para reducir los costes de la mano de obra se utilizaba esclavos y esclavas.
    El sistema no tenia problemas para emplear a mujeres negras.
    Con el fin de la esclavitud la movilización de grandes contingentes de población (inmigración y emigración) y utilización de rompehuelgas y aquellos y aquellas que estaban dispuestos a trabajar por menos sueldo ha sido una constante. Se empleaba a gente “barata” y luego se igualaban los sueldos siempre por abajo.
    Libre competencia en la clase trabajadora y precios pactados de antemano entre las elites dirigentes para que no bajen ni el precio de la electricidad, ni de la fruta, ni del pescado, etc, etc.
    Es una realidad que el mercado laboral a la hora de “contratar” semi-esclavos es indiferente al color de la piel, al sexo o a la edad y a lo único que ha mirado es al coste y a la productividad.
    Por ello el feminismo tiene por base dos mentirsa:
    a) que si eras mujer, nadie te iba a dar trabajo fuera de la prisión de tu casa,
    b) que fuera de casa, en la oficina o en la fabrica la mujer se va a “liberar”.
    Por ello el Feminismo es la mayor apología actual del actual sistema capitalista y a la que hay que mimar.

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